jueves, diciembre 21, 2006

Volver: El múltiple regreso de Almodóvar

Para Almodóvar esta cinta es un regreso múltiple. No solo regresa a su universo femenino, después de transitar por el odio en “La Mala Educación”, si no también es el regreso a la luz, a las cintas festivas y colorinches llenas de luminosidad. Es también múltiple, porque implica el regreso a su musa de siempre, Carmen Maura y retorno de Penélope Cruz a los grandes roles.
“Volver” es una cinta de mujeres y de una saga familiar marcada por las tragedias. Reymunda (Penélope Cruz) es una mujer que le ha tocado duro y que hace de todo para mantener a su hija, además debe lidiar con un esposo cesante y que muestra ninguna preocupación por cambiar esa realidad. Sole (Lola Dueñas) es hermana de Raimunda y es peluquera. Ambas están unidas por la muerte de su madre (Carmen Maura) y por el ritual que significa ir a limpiar su tumba cada semana y luchar contra el viento que cada jornada amenaza con llevárselas. Es ese contexto donde Almodóvar nos hace ver la vida como un ritual casi monótono que es interrumpido por la tragedia, el dolor y la violencia. Reymunda sufre con su familia que amenaza con repetir el pasado, con un esposo que mira demasiado a su hija. En una tarde la tragedia se cierne sobre ellas, una tragedia que rompe e irrumpe sobre ambas.
Sole, como su nombre, está sola, pero tras asistir al funeral de su tía, se trae consigo desde la vieja casa al “fantasma” de su madre. Hecho que da nombre a la película y que funciona como un elemento redentor, que sirve para expiar las culpas del pasado y que permite a todos avanzar sin dejar atrás las heridas. En ese sentido “Volver” funciona casi a la perfección y es que Almodóvar sabe perfectamente meterse en sus personajes, indagar en sus miedos, rencores, temores y deseos. Y si bien acá su universo son las mujeres, ellas están marcadas por su relación con los hombres, por el desamor. Cada una ha vivido una experiencia dolorosa desde un engaño, una violación hasta un abandono. Los hombres son los grandes antagonistas de esta historia, así como también el pasado.
“Volver” nos trae a un Pedro Almodóvar que regresa a sus mujeres, con frescura, gracia y maestría. Donde la fuerza del relato está en las emociones y no en las imágenes. Un Almodóvar menos visceral, pero más emotivo y que no deja a nadie indiferente.
En resumen una película intensa, con actuaciones notables y que demuestra que Almodóvar es el gran director del cine contemporáneo. Imperdible.

“Volver”. Dir: Pedro Almodóvar. Pro: Penélope Cruz, Carmen Maura, Lola Dueñas. Todo Espectador (No recomendable para menores de 7 años). Excelente.
Vea el Trailer de "Volver"

viernes, diciembre 01, 2006

Día Mundial del SIDA: SIEMPRE CONDÓN

El primero de diciembre es el Día Mundial del SIDA, quería compartir la Carta que el Secretario General de la ONU envió con este motivo. Aquí esta completa:

Mensaje del Secretario General con ocasión del Día Mundial de la Lucha contra el SIDA

1° de diciembre de 2006

En los 25 años transcurridos desde que se declaró el primer caso de SIDA, esta enfermedad ha cambiado el mundo: ha provocado la muerte de 25 millones de personas e infectado a otros 40 millones, y se ha convertido en la principal causa de muerte tanto de hombres como de mujeres de entre 15 y 59 años de edad. El SIDA ha ocasionado el más grande retroceso en la historia de desarrollo humano. En otras palabras, ha pasado a ser el mayor reto que se plantea a nuestra generación.
Durante demasiado tiempo, el mundo se negó a reconocer la situación, pero en los últimos 10 años la actitud ha cambiado. El mundo ha comenzado a asumir la lucha contra el SIDA con toda la seriedad que merece.
Hoy como nunca se están destinando grandes cantidades de recursos financieros a esa lucha, los enfermos tienen más acceso al tratamiento antirretroviral y varios países han logrado contener la propagación de la enfermedad. Sin embargo, el número de infecciones no ha disminuido y por ello tenemos que movilizar más que nunca la voluntad política.
El establecimiento hace 10 años del Programa conjunto de las Naciones Unidas sobre el virus de la inmunodeficiencia humana y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (ONUSIDA) permitió unir los esfuerzos y recursos de diversas partes integrantes del sistema de las Naciones Unidas, y fue un hito que transformó la reacción al SIDA en el mundo entero. Hace cinco años, todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas consiguieron un nuevo hito al aprobar la Declaración de compromiso, que establece una serie de metas concretas, de amplio alcance y con plazos fijos, para combatir la epidemia.
Ese mismo año, habiendo decidido asignar al VIH/SIDA un lugar prioritario en mi labor como Secretario General, hice un llamamiento para que se creara un fondo de reserva de otros 7.000 a 10.000 millones de dólares anuales. Hoy es para mi un gran orgullo ser patrocinador el Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria, mediante el cual se han distribuido casi 3.000 millones de dólares a distintos programas en todo el mundo. Últimamente hemos recibido una gran cantidad de financiación adicional de los donantes bilaterales, la hacienda pública de los países, la sociedad civil y otras fuentes. Las inversiones anuales para hacer frente a la amenaza del SIDA en los países de ingresos bajos y medianos es actualmente de más de 8.000 millones de dólares. Desde luego, se necesita mucho más: para 2010, el monto que se precisará para responder debidamente a la epidemia superará los 20.000 millones de dólares al año. Pero al menos hemos comenzado a recaudar recursos y establecer las estrategias necesarias.
La reacción ante el SIDA ha comenzado a cobrar impulso y por ello lo que está en juego reviste aún más importancia. No podemos permitir que se malogren los adelantos ya alcanzados ni que se frustren los enormes esfuerzos de tantas personas. La tarea consiste ahora en conseguir que se cumplan todos los compromisos, incluido el de alcanzar el objetivo de desarrollo del Milenio de detener y comenzar a reducir la propagación del VIH para el año 2015, como convinieron todos los gobiernos del mundo. Los dirigentes de todos los niveles deben reconocer que detener la propagación del SIDA es también un requisito para la consecución de casi todos los otros objetivos, que constituyen, en conjunto, el plan convenido de la comunidad internacional para construir un mundo mejor en el siglo XXI. Los dirigentes deben responder por sus compromisos ante sí mismos y ante todos nosotros.
Esa responsabilidad, esa rendición de cuentas que es el tema de este Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, exige que cada presidente y primer ministro, cada parlamentario y cada político, declare su firme decisión de poner fin al SIDA. Para ello deberán ofrecer más protección a todos los grupos vulnerables, ya sean las personas que viven con el VIH, los jóvenes, los trabajadores del sexo, los usuarios de drogas inyectables o los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres. Deberán trabajar lado a lado con las agrupaciones de la sociedad civil, que son decisivas en esta lucha. Y también deberán tratar de efectuar auténticos cambios positivos para infundir más poder y confianza a las mujeres y las niñas y transformar las relaciones entre las mujeres y los hombres de todos los sectores de la sociedad.
Pero no sólo debe exigirse responsabilidad a quienes ocupan posiciones de autoridad sino también a todos nosotros. La responsabilidad supone, por ejemplo, que los empresarios contribuyan a prevenir el VIH en los lugares de trabajo y en las comunidades en general y que cuiden de los trabajadores enfermos y sus familias. Supone que los trabajadores de la salud, los dirigentes comunitarios y los grupos religiosos escuchen y se interesen, sin emitir juicios. Supone que los padres, los esposos, los hijos y los hermanos defiendan y protejan los derechos de las mujeres. Supone que los maestros alimenten los sueños y respondan a las aspiraciones de las niñas. Supone también que los hombres velen por que sus congéneres asuman su responsabilidad y comprendan que la verdadera hombría está en proteger a otros del peligro. Supone que cada uno de nosotros ayude a sacar el SIDA de las sombras y a difundir el mensaje de que el silencio equivale a la muerte.
Aunque pronto dejaré el cargo de Secretario General de las Naciones Unidas, seguiré difundiendo este mensaje mientras me queden fuerzas. Este Día Mundial de la Lucha contra el SIDA siempre será para mi un día especial. Comprometámonos hoy a persistir en nuestro empeño, no sólo este día, o este año, o el entrante, sino todos los días, hasta acabar con la epidemia.

Kofi A. Annan



Una reflexión sobre como a veces, nuestros mesquinos pensamientos morales no nos dejan ver una realidad. En especial a la Iglesia Católica y a los canales que no exhiben los SPOTS del SIDA que realizó el Ministerio de Salud y que amparados en su doctrina se hacen complices de la muerte. En cuanto al VIH hay que saber y reconocer que el CONDÓN es una forma viable y segura de prevenir la enfermedad y pensar que los jóvenes o los adultos dejarán de tener sexo sólo porque el PAPA lo dice, es una estupidez. Bien por los que optan por la abstinencia y bien por los que optan por una pareja REALMENTE única (aunque creo que esta opción esta el peligro, basta con preguntarle a las miles de dueñas de casa infectadas y que sólo tenían sexo con sus maridos). Lo importante es tomar conciencia.... por eso SIEMPRE CONDÓN.

lunes, octubre 16, 2006

Comentario de Cine: “Padre Nuestro”: Bendito Seas

• Es el último estreno nacional que deja un sabor agridulce y que al menos provoca sensaciones.

Es una apuesta que viaja entre la delgada línea del melodrama y la comedia. “Padre Nuestro” es una cinta agridulce con momentos hilarantes y otros que buscan conmover.
Caco (Jaime Vadell) está moribundo y lo único que pide es reunirse con su familia. Sus tres hijos (Luis Gnecco, Amparo Noguera y Francisco Pérez Bannen) viajan desde Santiago a Valparaíso para visitarlo, no sin antes analizar su propia existencia, ya que lejos de ser un padre ejemplar, Caco arrastra la carga de haber quebrado a la familia cuando decidió abandonarlos por otra mujer (Coca Guazzini).
Ese es el argumento que da inicio a “Padre Nuestro” y que suena a un intenso melodrama familiar, pero que el director Rodrigo Sepúlveda (“Un Ladrón y su mujer”) opta por relajar, desviándolo por momentos a la comedia desenfadada. Y todo gracias al sentido del humor de Caco y su negativa para aceptar su destino.
A pesar de la ambigüedad, la cinta funciona en su complemento y no se siente inconexa al mezclar tan violentamente el drama con la comedia, al contrario ambos deambulan, se ayudan e incluso se sustentan. Quizás donde la película pierde coherencia no es en el juego de géneros, si nomás bien en los momentos en que se torna más obvia, en especial cuando el personaje principal inicia un recorrido por la noche porteña junto a su hijo menor (Francisco Perez-Bannen). Si bien es obvia, Jaime Vadell y su personaje sustentan esa parte de la película.

Y es que “Padre Nuestro” está dividida en dos. La primera parte es el viaje de los hermanos (acompañados por la esposa de uno de ellos interpretada por Cecilia Roth) que se intercalan con recuerdos familiares. Y la segunda es el viaje del Padre a la diversión. Todo está separado y marcado por un plano secuencia en un restaurant que resulta un acierto por su riesgo, intensidad y manejo. Esto a pesar de algunos baches en las actuaciones, pero que aún así es un logro estilístico. Son nueve minutos en donde la familia saca lo peor de sí y donde los hermanos revelan su verdadera naturaleza.
En suma “Padre Nuestro” es una apuesta arriesgada, con olor a pasado, donde está la figura del padre machista como personaje central y que se sirve de un relato con cambios narrativos, que lo llevan a un viaje entre el dolor y la risa. Un buen retrato familiar que cumple con provocar emociones, algunas risas y también llantos. Emociones que lamentablemente en Copiapó tendrán que esperar hasta que no contemos con un cine. Es una pena.

“Padre Nuestro”. Chile, 2006. Prot: Jaime Vadell, Luis Gnecco, Amparo Noguera, Francisco Pérez Bannen, Cecilia Roth, Coca Guazzini, Gloria Munchmayer y Gaby Hernández. Mayores de 14 años (recomendable hasta para mayores de 10 años)BUENA.

lunes, septiembre 25, 2006

Comentario de cine: “El Rey de los Huevones”:

Todo chileno lo es un poco
• Con esta cinta Boris Quercia se aleja de “Sexo con Amor”, su película anterior y se acerca más al drama que a la comedia.

Anselmo (Boris Quercia) es un taxista demasiado honesto que se gana el apelativo de “El rey de los huevones” cuando devuelve un maletín con 24 millones de pesos. Y a él parece no molestarle el sobrenombre ya que cada día comprueba más su apelativo. Sus vecinos le piden plata que nunca devuelven, dejó pasar al amor de su vida en favor de un amigo y conoce a una extranjera (Angie Jibaja) que le deja a cargo a su pequeño hijo, mientras ella hace negocios de dudosa calaña.
Este es el nudo central de esta película que deambula por la fina línea que divide al drama de la comedia, aunque predomina lo primero y las risas son menos y más bien tímidas. Es una película narrada con un todo nostálgico, donde a ratos Quercia maneja bien el ambiente, pero que no logra salir más allá de la anécdota en la que sus personajes son caricaturas exageradas con una profundidad que a ratos se hecha de menos.
Los mejores momentos son aquellos, aunque escasos, donde el director le da vuelo a sus personajes, donde los deja salir de la historia y manejar un poco más sus deseos. Dos de los mejores instantes son el sueño erótico de Anselmo, donde deja entrever su nauraleza pícara y sus constantes carencias en el plano sexual. Otro es el cuento que relata Anselmo a Adrián (Diego Hurtado), donde la ingenuidad y la inocencia están plenamente retratadas, casi como un juego onírico y mágico. Lo malo es que esto hace que el espectador quiera más o se forme una idea de la película que hacia el final no se concreta y se transforma en casi una anécdota entretenida, medianamente divertida, que se olvida tan rápido como se sale del cine. Ni siquiera hay escenas memorables o secuencias hilarantes, sin ser aburrida es una película algo plana, que a penas responde a las expectativas que ella misma creó.

En suma una película menor, que si bien puede divertir, no pasa de ser una anécdota con algunos aciertos, pero que por momentos se nota forzada y tirante, en especial cuando pretende emocionar con la relación Taxista-Niño, que si bien logra avanzar, es uno de los puntos débiles de la historia por la obviedad y el recurso seguro. En cambio, donde desperdicia una buena opción, es en el personaje de Sandra, la enamorada de Anselmo (Interpretada por la siempre solvente Tamara Acosta), pero que pololea con su mejor amigo. Ahí sólo en algunos pasajes se logra un resultado mejor y que pudo transformarse en el punto que sostenía al personaje principal, que tambalea a cada instante. Aún así, “El rey de los Huevones” entretiene, aunque se ve superada por las expectativas. En Copiapó tendremos que esperar a que salga en DVD o bien viajar hasta algún lado para verla. Esto demuestra que la necesidad de un cine es urgente.

“El rey de los Huevones”. Dir: Boris Quercia. Prot: Boris Quercia, Tamara Acosta, Angie Jibaja, Rhandy Piñango, Diego Hurtado. Mayores de 14 años. ENTRETENIDA.

jueves, septiembre 07, 2006

¿Quien pide la Píldora del día después?: Jóvenes y su libertad sexual

Es el debate obligado hoy en día donde uno miré. El bombardeo mediático esta a la orden del día. Pero porqué tanto escándalo, que hace que esta píldora acalore los ánimos… es simple, una vez demostramos lo estrecho de mente que somos los chilenos.


La edad de inicio sexual de los chilenos está bajando cada vez más. Explicaciones pueden haber muchas, pero lo cierto es que cada vez las niñas y niños comienzan sus prácticas sexuales a menor edad. Así lo demuestran los embarazos adolescentes y las locuras que cometen menores sólo por el hecho de quedar embarazadas. Conocí un par de casos semi cercanos y la verdad que ahí se demuestra que urgen soluciones. Mejor trabajo en colegios, ya no basta con mostrarle a los chicos su cuerpo, hay que ser realistas y mostrarle los peligros que con lleva una sexualidad irresponsable. Hay que ser ingenuo (por no decir Huevón) para creer que los jóvenes sólo por decirles van a dejar de tener sexo. Lo importante es decirle que lo tengan con responsabilidad.
Hay que dejar de “satinizar” el sexo. ¿Por qué decir que es malo cuando en la realidad la mayoría lo disfrutamos?, ¿Porqué cuartar la libertad de los jóvenes en explorar su vida afectiva?.... NO, el punto esta en informarles.
Dejar que la sexualidad fluya. Que los jóvenes experimenten y que se informen y prevengan por sobre todo las enfermedades. Esa debería ser la premisa. Hay que dejar que la familia sea la que enseñe valores (virginidad, pareja única y todas esas patrañas que hoy parecen no tener mucho sentido). El estado debe preocuparse de lo practico. Y lo práctico es repartir condones, enseñar consecuencias, informar y ayudar a que los jóvenes vivan su sexualidad de manera más responsable. La píldora debe tomarse como eso. Como una herramienta de emergencia, que es para lo que fue concebida, por favor, debe ser parte de una educación integral de sexualidad responsable. Si una niña de 14 pide la píldora, que sea por emergencia, pero que sepa que tiene otras herramientas para prevenir embarazos y que tenga claro que la píldora no protege contra las enfermedades de transmisión sexual. Pero que se le permita tener este “salvavidas”.
Si hay responsabilidad penal a los 14 años, también debe haber responsabilidad “sexual”. Hay que entender que los valores son cosas inútiles a la hora buscar una solución a un “condoro”. Madre, para los consejos, Estado para lo práctico. Entregar la píldora es una solución y quienes lo vean como un “peligro” para la promiscuidad adolescente, les digo… sáquense la venda de los ojos… con una píldora no se termina ni se aumenta lo que ya existe.
Y a la iglesia, que se meta en sus sermones de domingo y deje de criticar lo que supuestamente no debiera conocer… el sexo. Hay que entender en su contexto, en su esencia y no en lo simple como lo están haciendo muchos. La píldora es en caso de emergencia… es un paracaídas, pero en ningún caso es un plan de vuelo. Tan simple como eso.

martes, agosto 08, 2006

Estadio V/S Mall


Algunos no quieren derribar el Estadio Luis Valenzuela Hermosilla. Algunos quieren sacarlo y construir un Mall. Algunos… queremos ambas cosas… ¿Quién nos entiende?

Yo quiero un Mall. Se iba a titular este blogueo. Pero la verdad es que quiero un Mall con Multicine. Es de menos importancia que lleguen más tiendas, pero lo fundamental es el cine. Salas que tengan estrenos simultáneos… variados… ¿No será mucho pedir?... con una sala dedicada al cine menos comercial, al cine arte, al europeo, latinoamericano y al chileno. Parece que me rayé… bueno en pedir no hay engaños. La esperanza está en vender el Estadio y cambiarlo. Si eso significa que llegará un Mall con multicine, bueno que lo vendan y hagan uno nuevo… pero si llega solo un Mall, que se quede ahí… tan simple como eso. No se puede dejar a la ciudad sin un espacio para el deporte, pero tampoco se puede resistir a la modernidad. Se construye primero un estadio nuevo y después se demuele el actual y así todos contentos… el director de Chiledeportes y el Alcalde de Copiapó, los deportistas con canchas, pistas nuevas y separadas de la cancha de fútbol, y también los que sueñan con una ciudad moderna. Ahora si todo viene de la mano de muchas salas de cine… ahí también estaré contento YO, que es lo que a MI me importa.

lunes, julio 10, 2006

¿Nazismo o “Necismo”?


Es el clima de violencia, es la forma y es el fin. Ahí esta el cuestionamiento. No es intención atacar a la ideología, pero de verdad cuesta entender como en una sociedad donde la tendencia es a la tolerancia, surjan grupos como estos, que se arrogan los derechos fundamentales de juzgar y victimizar a las personas sólo porque a ellos no les gustan. Y es que la base de ser imbécil o necio está en arrogarnos el derecho de hacer inferiores a las personas por su raza, credo, condición sexual o su grado de alfabetización. Me pregunto donde están los padres y su ultra manoseada “moral”, que hacen que no forman a sus hijos para que no se dejen “deformar” con estos grupos que apelan a la violencia y la intolerancia. Sin contar lo ridículos que se ven algunos de ellos con rasgos autóctonos y vistiendo una svástica en sus hombros. ¿Acaso nunca leyeron sobre el holocausto?, máxima ignorancia, ya que es probable que muchos de ellos hubieran sido asesinados si hubieran estado en Alemania en esa época, eso de verdad da pena y rabia. No se si llamarlos “Neonazis” o “nuevos NECIOS”, en fin insisto no es la ideología, si no la violencia que imprimen contra las personas… cualquiera tiene derecho a pensar lo que quiera… pero nadie tiene derecho a diezmar a quienes no les agradan… es una pena.

lunes, abril 24, 2006

Comentario de Cine (DVD):

Se Arrienda: Todos dentro del Sistema

*“Se Arrienda” es la primera película de Alberto Fuguet, un autor que en literatura tiene tantos adeptos como detractores. Aunque no se puede negar la capacidad de este autor para crear empatía.

“Se Arrienda” puede ser quizás la película más dolorosa para alguien que ya pasó los treinta y que no fue capaz de cumplir sus sueños. Y es que el poder de esta cinta esta en la empatía, en la cercanía y en la nostalgia por los años en que todo eran sueños. Más de alguien sentirá que Gastón (Luciano Cruz Coke) es un retrato exacto de los que nos toco vivir. La cinta comienza cuando Gastón y sus amigos concurren en plena dictadura a ver un concierto de Los Prisioneros en Mendoza, allí en medio de la rebeldía cada uno se presentan como “chicos con futuro”. Son jóvenes, talentosos y con un futuro promisorio por delante en el ámbito musical… Pero pasan 15 años, Gastón tras pasar en el extranjero y dejar a su novia en Chile, regresa y se da cuenta que su mundo ya no es el mismo, vive de los logros del pasado y ninguna de sus metas fueron cumplidas. En cambio sus amigos son exitosos, tienen plata, fama y mujeres. Aunque no todos, si no que aquellos que lograron ingresar al “sistema”, que más bien parece un fantasma del que nadie habla, pero que se entiende.
Gastón vuelve como perdedor y nos hace sentir a todos perdedores en un mundo donde el “sistema” es todo, es la madurez, es el trabajo, la familia, los logros, pero donde los sueños de juventud no tienen ningún espacio. “Se Arrienda” está lejos de ser una película política, pero Gastón es como un exiliado que llega a un país que no conoce, que no le gusta y que desprecia. Un país concertacionista que no entiende sus ambiciones artísticas aún cuando es un desadaptado de la clase social alta que no sentía asco por la dictadura y que sólo se incomodaba por la falta de conciertos musicales en el país. Gastón es un egoísta, egocéntrico joven de clase alta que ve como sus sueños se derrumban ante su casi insoportable “idealidad”, que ve como sus amigos son exitosos sólo porque dejaron sus sueños de juventud y se “contaminaron” con el sistema. Aunque más tarde ingresa al negocio inmobiliario de su padre y conoce a dos personajes que redimen su desgano, su casi depresiva existencia y le hacen entender que quizás el no es el centro del mundo y que su existencia es tan importante para el resto, como la existencia del resto lo es para él.
En suma, “Se Arrienda” es una película bien manejada con un tono nostálgico que no aguanta juicios a medias, al igual que la literatura de Fuguet o se ama o se odia. Lo que es yo, me quedo con el Fuguet cineasta, que logró plasmar nostalgia, rabia y desilusión a un relato que por momentos parece el espejo de quienes ya pasaron los treinta. MUY BUENA. Ya está en vídeo así que arriéndala.

“Se Arrienda”. Dir: Alberto Fuguet. Prot: Luciano Cruz Coke, Benjamín Vicuña, Felipe Brown, Francisca Lewin. Todo Espectador (no recomendable menores de 7 años).

lunes, marzo 13, 2006

Opinión: ¿Chile cada día más conservadoramente liberal?


El New York Times calificó a Chile como un país ultra conservador, extremadamente católico y retrogrado. Casi no se explica como pudo ser electa una mujer como próxima presidenta de la república… y la verdad es que incluso dentro del país aún hay muchos que se lo preguntan…


Hace diez años recuerdo que me desagradaba lo conservador que era Chile y más aún literalmente me “emputecía” el no poder ver, legalmente, un clásico del cine pornográfico o incluso algunos clásicos del cine gore (cine en extremo violento y sangriento). Sólo me remitía a copias piratas ultra desgastadas que pasaban de mano en mano. Así pude ver clásicos como “El Diablo en la Señorita Jones” y “Garganta Profunda” con la incomparable Linda Lovelace o las extremo violentas “La Matanza de texas” de Tobe Hooper y “El Día de una Mujer”. Eran años oscuros, donde la censura era un acto de Estado y de todos. Carolina Jiménez y su “Hablemos de Sexo” sufría un abrupto final por recomendar el sexo oral en televisión y la pantalla chica sorprendía con desnudos en películas chilenas y garabatos. Eran años, necios… eran años negros… eran años que espero no se repitan.
Aunque ahora tampoco estamos en una sociedad para cantar victoria… artículos como el aparecido en El New York Times, nos recuerdan que Chile esta lejos de ser un país liberal. Tendremos una economía comparable a la de los países desarrollados e índices de salud, analfabetismo y mortandad infantil más positivos que todos los países vecinos… pero hay que reconocerlo… seguimos siendo CHATOS, pequeños… viejos de mente, atrasados… WEONES.


FIN DE LA CENSURA: VIVA EL PORNO
Podemos reconocer avances, es verdad y aunque para muchos el ser “liberal” se resume a dejar entrar pornografía a diestra y siniestra, a mostrar desnudos en TV, a escuchar chuchadas al mediodía en la radio, ser “liberal” es más.
El gobierno de Ricardo Lagos avanzó a pasos agigantados en materia social, dejamos atrás la censura cinematográfica (Ninguna película en Chile puede ser prohibida y el porno entra sin problemas incluso hasta en el cine, siendo calificado para Mayores de 18 años), se aprobó una atrasada Ley de Matrimonio Civil con Divorcio (¡¡Al fin!!!) y se dieron avances en materia de igualdad de géneros y etnias (aunque aún falta)… y la elección de Michelle Bachelet como Presidenta es la guinda de la torta.
La Primera Mujer Presidenta de Chile… MUJER… MUJER. Son verdades que hacen mirar a este Chile con optimismo. El New York Times exageró la nota sobre el conservadurismo de Chile ya que le hizo falta ver “Los Treinta”, “Ídolos” y ahora “Entre Medias”, el cine “Premium” de Chilevisión y las versiones sin cortes de “Sex and the city”, que acá se exhiben sin dramas. Además basta ver la calificación que le damos a las películas, por Ej. “Secreto en la Montaña” acá solo mayores de 14 años y en EEUU fue “R”, es decir para mayores de 18 y ejemplos como esos abundan. Ellos cortaron la escena de la orgía en “Ojos Bien Cerrados”, acá la vimos entera. Calificaron con una X a la película “Romance”, acá Mayores de 18 para cines normales, entonces ¿quien es más conservador?


AÚN CONSERVADORES… RECONOZCAMOSLO
Aún así algo de cierto tiene el artículo del matutino americano. La píldora del día después, el matrimonio entre personas del mismo sexo, una ley de divorcio más simple, una ley contra la discriminación laboral, políticas de estado para las minorías, son materias pendientes y que esperemos que las asuma el nuevo Gobierno, encabezado por una mujer y que quizás, tenga más sensibilidad a la hora de entender a los postergados. Chile merece crecer…. Dejar de ser CHATO.


IGLESIA… SIEMPRE LA IGLESIA
Hay que tratar de disociar nuestra mentalidad encuadrada por los años, por nuestros viejos (buenos viejos que creían en lo mejor) y expandir nuestras opciones, nuestra vida y mirar alrededor para comprender que “más liberal” no quiere decir “inmoral”, un juego de palabras que habría que pasársela al Presidente de la Conferencia Episcopal o a todos los obispos de Chile, ya que ellos creen que una sociedad más justa, con derechos para todos y más libre es sinónimo de una sociedad inmoral, insana y alejada de los cánones de DIOS (¿Dios no nos dio el libre albedrío?). Son los mismo que criticaron al Divorcio y lo calificaron como el “destructor de los valores familiares” (¡¡ufff que susto!!!) y que de seguro pensaran lo mismo de las uniones de personas del mismo sexo, de la posibilidad de mayor control de la natalidad, de posibles políticas abiertas de sexualidad responsable en colegios, de la masificación del condón, etc. Ellos en parte son responsables de este “estigma” de Chile. Pueden ser sus intenciones las mejores, pero erraron la forma de plantearlo… Quizás pueden expresar sus “recomendaciones”, pero no en la forma que la hacen, haciéndolas ver como las únicas verdaderas y el resto como “antros de la perdición”. No digo que la iglesia entregue malas enseñanzas, no, al contrario, pero la forma en que las plantea no es la más tolerante.

FUTURO
Aún así este país de a poco se consagra a ser desarrollado no sólo en su economía, si no también en las frágiles cabecitas de sus habitantes. Es de esperar que este desarrollo no le quiebre el mate a algunos que son bien cabeza dura, y así todos podamos avanzar a una sociedad más amplia, libre, tolerante, digna y menos discriminatoria, admirativa y cínica… al menos los primeros pasos ya los estamos dando… ahora solo falta ponerse a correr…

domingo, marzo 05, 2006

Comentario de Cine:


“Vidas Cruzadas”: Golpe al Racismo


* “Crash” de Paul Haggis es una cinta coral, que disputa palmo a palmo los distintos galardones de este año con la excelente "Secreto en la Montaña”
de Ang Lee.

* La película toma como base el racismo y la segregación en Estados Unidos para construir una compleja red de vidas al límite.

“Crash” cuenta las 36 horas de un grupo de personas en Los Ángeles a través de fugaces encuentros que dejan al descubierto sus más oscuras percepciones de las razas, el racismo, la discriminación y el miedo. Un policía afro americano que investiga un caso de corrupción con su compañera de origen latino y que tiene una madre drogadicta y un hermano delincuente desaparecido, un policía racista (que cuida a su padre enfermo) que tiene problemas con su compañero joven e idealista y que una noche conoce a una pareja interracial, un productor de televisión y su esposa, con la que protagoniza una inusual altercado. Un fiscal que es atacado una noche junto a su irritable esposa. Un cerrajero latino que cuida a su hija y que conoce a una familia persa que le entraron a robar. Dos delincuentes que filosofan sobre la sociedad. Todos se entrecruzan, relacionan y conviven en una ciudad marcada por la variedad racial y por los miedos de una sociedad a la que aun le cuesta entender las diferencias de costumbres y razas. “Vidas Cruzadas” es eso y más, es un verdadero ejercicio de tolerancia y que juega a cada instante con los estereotipos de las razas (los negros delincuentes, los latinos son pobres y mexicanos, los que tienen rasgos arábigos son terroristas, etc.) y que se ríe de los vicios de las costumbres y la idiosincrasia.
Narrada en forma coral (en un tono que recuerda a otros ejercicios de cine de múltiples personajes como la excelente “Magnolia” y “Boggie Nights”, ambas de Paul Anderson), esta película busca los puntos de concordancia de sus protagonistas a través de pequeños “choques” argumentales (aludiendo al título original de la cinta) que por momentos resultan algo artificiales, pero que en si marcan una estructura narrativa que a pesar de no ser novedosa, si sorprende, asombra y entretiene. Sus hilos avanzan sigilosos por momentos y explosivos en otros, para adentrarnos hacia el interior de una sociedad marcada por la violencia racial y que a través de sus personajes logra mostrarnos y hacernos partícipe de sus miedos, costumbres y dolores. Paul Haggis construye su cinta con una maestría de artesano, donde no deja espacio a los cabos sueltos (algo fatal en una cinta como esta) y donde entiende que los pequeños, pero intensos clímax son básicos para hacer avanzar la narración sin contrapesos y sin exigir demasiada paciencia a los espectadores. Es su guión y también su cuidada dirección, uno de los puntos más altos de esta cinta que demuestra que el cine a veces puede tener más que un compromiso político-social sin caer en el panfleto menor, a pesar de usar estereotipos y situaciones obvias. Es el debut de Paul Haggis tras escribir el guión de la aclamada, sorprendente y casi perfecta “Millian Dollar Baby” de Clint Eastwood, y que acá logra varios puntos altos en la construcción de personajes, en la dirección de actores y varias secuencias que simplemente sorprenden. Además posee un potente elenco de actores, hace tiempo que una cinta no tenía una paridad en la participación de sus actores. Matt Dillon, Don Cheadle, Tandi Newton, Jennifer Esposito, logran traspasar las sensaciones de sus personajes y construir ricos matices de ellos. Dillon logra la que quizás sea la mejor actuación de su carrera con un personaje cínico, desagradable, pero que tiene toda una vuelta a la de los villanos tradicionales. A ellos se suman las correctas actuaciones de Sandra Bullock, Brendan Fraser y un puñado de actores medianamente conocidos, que construyen una red de personajes sostenibles y que sustentan un guión maravilloso.
En Suma una cinta dura, intensa, entretenida y sincera, que logra calar profundo en la conciencia para dejar meditando sobre nuestras propias reacciones. Un triunfo narrativo y cinematográfico.

“Vidas Cruzadas” (Crash). Dir: Paul Haggis. Prot. Sandra Bullock, Brendan Fraser, Dean Cheadle, Jennifer Esposito, Matt Dillon, Ryan Phillipe, Tony Danza. Todo Espectador (No Recomendable Menores de 7 años). EXCELENTE.

jueves, marzo 02, 2006

Comentario de Cine:



“Secreto en la Montaña”: ¿Amor rosa o Amor a secas?

* “Secreto en la Montaña” (titulo en español de Brokeback Mountain) de Ang Lee causó polémica por mostrar la relación sentimental entre dos vaqueros, que representan el icono del machismo en Norteamérica.

*La película es la gran favorita para los Oscar 2006 con ocho nominaciones, incluida Mejor Película, Mejor Actor y Mejor Director.

1963, los hermosos parajes de Wyoming en Estados Unidos son el escenario perfecto para los vaqueros y para la cría de ganado. Allí Ennis del Mar (Heath Ledger), un granjero rudo, pobre y huérfano, es contratado para cuidar a un rebaño de ovejas junto a Jack Twist (Jake Gyllenhaal), un campeón de montura en torneos de ganado. Ambos deben subir hasta la montaña Brokeback y custodiar a los animales. En medio de la soledad, las malas comidas y las inclemencias del tiempo surge un sentimiento que de a poco avanza más allá de la amistad, para transformarse en un fortuito, rápido y olvidable encuentro sexual. Un encuentro que cuatro años mas tarde se transforma en un amor imposible, intenso, desgarrador. Ambos tienen una vida armada, con esposas, hijos y trabajos, una vida que no puede cambiarse ni siquiera ante el más intenso y hermoso de los amores, menos por una relación homosexual que en aquella época era considerada una inmoralidad.
La película tomó el cuento homónimo de Annie Proulx y lo transformó en un relato visual sensible, pero contenido, de una magia elocuente en donde el sabor del amor prohibido se traspasa a los espectadores con dolor y honestidad. Ang Lee nos adentra en la dinámica de los personajes, en sus miedos, temores y deseos, lo que acrecienta el sabor de la dureza de una historia universal, que va más allá de la característica sexual de los personajes.
Acá no hay un camino para entender la homosexualidad, el objetivo no es hacer un postulado sobre esta condición sexual y tampoco busca explicar su naturaleza o su mundo interior (como es el caso de otras cintas gays como “The Broken Heart Club” o “Los Chicos de la banda”). Acá lo que importa son los sentimientos, más allá de cualquier trivialidad, sentido, especulación o característica sexual. Por sobre todo en “Brokeback Mountain” hay dos personas que se aman y que luchan contra todo lo que los separa.
En este sentido este “Secreto en la Montaña” se acerca a los grandes relatos románticos del cine, donde todos los elementos se conjugan para emocionar y traspasar el tiempo e instalarse en el inconsciente colectivo. Un juego de emociones que se pasea por varias aristas, un juego narrativo impecable que permite retratar sin obviedad aspectos de una sociedad como la más conservadora de Estados Unidos. Un amor al límite, un grupo que los rechaza aún sin entender, esposas que hacen oídos sordos a la verdad para mantener el estatus y miradas fugaces que encienden pasiones y sentimientos.
Puede ser “Secreto en la Montaña” la película más romántica de los últimos años y se acerca más a cintas como la excelente “Los Puentes de Madison” de Clint Eastwood o “El Ocaso de un amor” de Neil Jordan y se aleja de los estereotipos del cine gay hasta ahora estrenado en Chile, donde priman las historias sórdidas (“Las Noches Salvajes”, “La Mala Educación”), las comedias livianas (“Es o no es”, “Mamá soy una porrista”, “Mambo Italiano”) y los derivados del SIDA (”Filadelfia”, “Es mi fiesta”, “La banda Siguió tocando”); una historia que se centra en los sentimientos y no en los genitales de sus protagonistas (quizás como también lo hizo la cinta Británica “Dulce Amistad”) y que logra expandirse más allá. Esto a pesar de la intensa y vagamente violenta escena sexual de los protagonistas, donde una vez más Ang Lee juega con la ambigüedad del contexto social. Su acercamiento inicial es rudo, violento, desagarrado, falto de sensibilidad, tal como lo haría un vaquero al montar un toro, pero tras lo cual sigue un juego de roces, besos delicados y brazos que se entrecruzan para no separarse. Es el juego Hombre-Bestia y Hombre-sentimientos, que el director y los guionistas supieron interpretar magistralmente del relato original.
En suma, “Secreto en la Montaña” (“Brokeback Mountain”) es un triunfo por donde se le mire. Una cinta que quedara por mucho tiempo instalada en la memoria colectiva (independiente si gane o no los Oscar a la que esta nominada) que cuenta con excelentes actuaciones de todo el elenco. Heath Ledger y su Ennis del Mar es quizás el icono romántico del último tiempo, logrando crear un personaje que traspasa, hiere y clava en el corazón. Silencioso y tímido, el actor australiano simplemente juega con su mirada, con su voz y su acento, para entregar una actuación memorable. Lo mismo que Jake Gallynhaal y su Jack Twist, una especie de héroe romántico que esta dispuesto a pasar por sobre todos por amor. Michelle Williams merece elogios a parte, su actuación que tiene pocos minutos, simplemente sobrecoge, una actriz que encontró el punto de equilibrio entre esposa abnegada y mujer sufriente. Todos son favoritos para ganar el Oscar, lo mismo que Ang Lee y el Guión adaptado. “Secreto en la montaña” es una cinta hermosa e imperdible, lástima que en Copiapó debamos esperar a que se estrene en DVD o video o bien conseguir una no muy recomendable “copia pirata”, como diría alguien por ahí “Es lo que hay”.

“Secreto en la montaña” (Brokeback Mountain). Dir: Ang Lee. Prot: Heath Ledger, Jake Gallynhaal, Michelle Williams, Anne Hataway, Anna Faris, Randy Quaid. Mayores de 14 años. EXCELENTE.
Película: *****
Actuaciones: ****
Guión: ****
Dirección: *****
Fotografía: *****

martes, febrero 07, 2006

Más allá de la distancia (seudo poema o algo así)

Tardes grisáceas rodeadas de viento
Parecen bruscos gigantes de odio
Parecen tontas barreras de lodo
Que quieren que llegue el olvido.

¿Cómo olvidar tus palabras?
¿Cómo alejarte de mi mundo?

Aunque haya miles de rutas hostiles
Aunque haya miles de vías enemigas
Todos mis pasos van a un lugar...
Un lugar de alegrías...
El lugar donde tú estás.

¿Qué Importan los kilómetros?
¿Qué importan las distancias?

Porque más allá de la Distancia
Hay un lugar en el que solo mandas tú
Donde solo hay una instancia
Donde solo está la verdad

Porque más allá del Dolor
Existe la esperanza que tú me das
Porque más allá del recuerdo
Existe un sentimiento

Porque más allá de la distancia
Estamos juntos de verdad
Porque más allá de mis ansias
Me muero, me muero si tú no estas.

viernes, enero 20, 2006

Después de Almuerzo (Cuento)


“Tantas locuras que se cometen en nombre del Amor...”
Mi madre recordando una Frase de Catalina Creel de Larios, en una Teleserie Mexicana.


Leí por tercera vez el diario de vida que tanto me había costado guardar entre los pliegues de mi cama. Tantas frases clichés acuñadas por mi lapicera y tantas fotos casi desgastadas que pegué en muchas de sus páginas. Todo era letras y colores. Todo era frases y vocablos. Todo era él. Él que había inspirado esas letras. Él que había causado las manchas de lágrimas en sus páginas amarillas. Él que ahora ya no estaba y que amaré con locura siempre, como en esas odiosas y clichés teleseries mexicanas que mi madre acostumbraba a ver después de almuerzo.
Siempre pensé que eran exageradas, llenas de guiños horribles y sobre actuadas, pero nunca me di cuenta que cuando uno ama, sobre actúa y lo que es peor... Uno se vuelve cliché.

El primer atisbo de que me estaba volviendo cliché me llegó el día del entierro. Me molestó que esa tarde su prima y su hermana me llenarán de preguntas odiosas mientras enterraban a su madre en el Parque del recuerdo. Pero más me molestó su instantánea indiferencia, su falta de lucidez y la ausencia total de dolor en sus ojos. Esa tarde, en la micro casi no hablamos. Me sentí tonta al no poder articular una palabra y preferí callar a pronunciar alguna frase dicha mil veces en situaciones similares. Él sabía que yo estaba allí y con eso me bastaba.
No pude negarme esa tarde a hacer el amor con locura (con rabia) y a recibir su carga de semen caliente en mi vientre. Casi no me besó y sus caricias fueron lejanas y dolorosas.
Ahí comenzó para mí el capítulo más horrendo de mi teleserie. Me sentí en la más trágica de las historias de amor y casi podía ver todo de colores chillones y escenarios de cartón. Hasta los vendedores ambulantes que subieron a la micro esa noche parecían extras exagerados de una sit com latinoamericana.
Las luces se iban apagando lentamente mientras la micro pasaba por las hendiduras de las quebradas del sector alto. No me importaba nada y los colores de la ciudad por más que cambiaran, para mí seguían siempre negros. De vuelta a casa lloré, y no fue por su madre. No fue por su intolerancia. No fue por su desprecio. Fue por él. Fue por su distancia y aunque nuestra villana había muerto quedaba una villana más grande que enfrentar y era su conciencia y su recuerdo.
No me habló en días y no lo quise presionar. Su madre nunca había aprobado nuestro romance y como una Catalina Creel (*) cualquiera, hizo de todo para separarme de él. Aún después de muerta siguió estando presente en nuestra lucha.
Dos semanas después de su entierro me llamó lastimero, distante y seco.

II
La puerta de mi pieza se cerró por una corriente de viento. La amplia sala estaba vacía. No teníamos muebles y los que estaban no alcanzaban para cubrir los extensos espacios que quedaban.
El sonido del teléfono recorrió cada rincón. El auricular negro se dejaba entrever con el color manzana de las paredes viejas de la casa que años atrás nos había dado el gobierno. Un cuadro dibujado por mi sobrino adornaba esas paredes que estaban viejas como carcomidas por la falta de moradores, por la falta de vida. Estaban carcomidas por la ausencia de él.

“No vuelvas a llamarme”, fue lo único que en ese momento retuve de la llamada. Un “no vuelvas a llamarme” que me pareció la frase más tristes que había entrado alguna vez por mis oídos. Colgué el auricular y me senté en el suelo a pensar con que color pintaría esta vez las paredes. A como rellenaría los vacíos con muebles. A pensar en cómo lo olvidaría.

Dos meses me la pase sin ver a nadie. Encerrándome en mi pieza y pasando las horas sentada en una micro mirando las cientos de cuadras de casas que me parecían todas iguales. No podía entender por qué me había dejado si tanto me amaba. No podía entender las promesas incumplidas y la necesidad que sentía aún por su presencia.
Más de una tarde me senté en las afueras de su casa con la esperanza de verlo y en varias ocasiones marqué su celular con el objetivo de escuchar su voz, esa voz que tantas veces me dijo “nunca te dejaré”.
Fue una de esas tardes, en que lloraba oculta detrás de ese maldito pimiento que crecía en su vereda cuando me vio. Me miró de lejos. Me miró como me miraba siempre, como cuando sus ojos se posaron la primera vez en los míos. Me miraba con amor y pasó de largo. Se subió a su auto y ni siquiera me saludó.
Caminé por la Avenida Copayapu tratando de encontrar un pedazo de ese Daniel que me habían arrebatado. Ese Daniel que se revolcó conmigo en las arenas de Borgoño. Ese Daniel que me enseñó el reto de pasar por sobre todos, por sobre su madre, por sobre mi pobreza. Ese día hice las conjeturas más clichés de mi teleserie, ese día me sentí filmada por los rincones, espiada por una cámara intrusa que más tarde haría el deleite de las dueñas de casa después de almuerzo. Ese día me sentí morir.
Llegué a casa y tomé la pintura vieja que mi madre guardaba en el mismo estante donde ponía las revistas Ecran y Vea. Tomé y pinté una parte de mi pared. Allí donde colgaba las fotos antiguas de Daniel. Ni siquiera las saqué. Sólo pasé el rodillo sobre su sonrisa, sus ojos, nuestros besos, hasta su trasero que retratamos cuando nos bañamos en pelota en Rocas Negras.
Tapé la última foto sin llorar y me recosté hasta que poco a poco las fotos volvieron a verse como si nunca un montón de pintura les hubiese caído encima. Cerré los ojos y dormí sobre las tapas toda la noche y gran parte del día. Dice mi madre que trató de despertarme varias veces, pero no le respondí. Es que esa noche como todas, su frase me retumbaba en la cabeza.
- No vuelvas a llamarme –me dijo desde el otro lado del auricular.
- ¿Por qué? –atiné a decir en un tono que de seguro le pareció lastimero.
- No me preguntes. Sólo hazlo.
- Daniel, necesito saber… si se supone que nos amamos…
- Se lo prometí –me dijo- Le prometí antes de morir que dejaría de verte… -fue lo último que escuché antes de que colgara el auricular. Fue como un “te amo” ese largo silencio que nos recorrió antes de colgar. Fue un “te amo” inerte, doliente y distante.

Ese fue el último capítulo de mi teleserie. Catalina Creel había ganado. De seguro mi telenovela era la única en que la protagonista se quedaba sola llorando y perdida en la sala de una casa de barrio bajo, mientras el galán tomaba una tina con olores florales en la mejor mansión de la ciudad.
Así fue, yo estaba allí sentada llorando su ausencia. Una ausencia que duró para siempre y que quedó marcada por el lápiz labial y el rímel con que manché mi diario de vida. Ese día acuñé la última de mis frases clichés, sequé mis lágrimas y guardé mi diario en el colchón. Después de todo nadie jamás lo leería y lo que es peor, a nadie le interesaría leerlo.

(*) Para los que no saben, Catalina Creel, era la más mala de las villanas de Teleseries. Era la villana de la Telenovela mexicana “Cuna de Lobos”.

domingo, enero 08, 2006

Trabajo Sucio


Me transpiraban las manos mientras enterraba su cadáver. Las arenas de Desierto eran demasiado pesadas para la inútil pala que mi socio me había regalado meses atrás. Me sequé la cara y una mancha de sangre se alojó en mi frente. No la divisé sino hasta que venía de vuelta cuando se me ocurrió mirar por el espejo retrovisor de la camioneta de la empresa. Por suerte esa tarde muy pocos vehículos se atravesaron en mi camino y solo un camión de helados paso con dirección contraria. Me hizo temblar y agarrar el volante con más fuerza, siempre me pasaba lo mismo cuando un vehículo grande se cruzaba conmigo. “Gueón, voy tiritai’ entero para agarrar el manubrio, pero te pasan una pistola y la amasai’ como si fueran un par de tetas”, me decía siempre mi socio.
La única dicha de la vuelta a casa era saber que el trabajo estaba finalizado. Fue un trabajo difícil, pero no más de los que me habían tocado otras veces. Recuerdo a la vieja guatona que se agarró de la ducha y a la que mi compadre le corrió manos antes de meterle un tiro por la vagina. Esos gritos malditos no me dejaron dormir en varios días. El olor a transpiración me recordaba a su asquerosa cara y el sonido de los ventiladores me recordaba al jadeo de mi compadre tirándose a la gorda.
Era un trabajo más, pero sin duda el “objetivo” me salió duro. Casi tanto como el maricón que nos pescamos entre mi socio y yo y que con el tiempo se convirtió en un secreto incontable. A ese le rajamos el culo con la pistola, mientras mi compadre se lo metía en la boca. Al gueón de seguro le gustó porque ni se achicó en chuparlo con ganas, si hasta cuando se lo metí no hizo ningún gesto de desagrado. A ese lo despachamos en un Sauna y el vapor apenas nos sirvió de lubricante. Mi compadre transpiraba como chino y más aún cuando el gueón logró cortarme la guata después del primer tiro. Ahí se emputeció y lo dejó como colador.
De vuelta, la carretera ardía y estoy seguro que mi socio hubiera hecho lo mismo... De hecho, todo lo que sé lo aprendí de él, desde hace cuatro años cuando nos echamos al Chino de la calle Atacama.
Pero este Caso fue entretenido, el imbécil se escondió en el frigorífico de la empresa después que le despache el primer tiro en la pierna. Estaba cagado de frío, mientras afuera el verano hacía de las suyas.
Ocho tiros le mande por todo el cuerpo cuando lo encontré. Me acerqué y el gueón aún respiraba. Tenía la boca llena de sangre, pero no pude evitar acercarme y besarlo sin parar. Era los labios más ricos que había despachado y tenía que tenerlos cerca. Eran los únicos labios que había deseado en mi vida Mi boca quedó roja, pero no atiné a mas que secarme la transpiración y tragarme la sangre. No recuerdo, pero al parecer una pequeña gota, que no era transpiración, corrió por mi mejilla y justo antes que lograra tomarle el sabor la eliminé con mi mano izquierda, la misma con la que siempre tomaba el revólver.
El sol retumbaba en el camino cuando por fin divisé la ciudad a lo lejos.
Me volví a secar la transpiración cuando entre en mi departamento. Y antes de meterme a la ducha revisé el sobre con el millón quinientos mil pesos y el nombre de mi socio impreso a un costado. El agua estaba helada, pero que importaba si el trabajo ya estaba finalizado...

viernes, enero 06, 2006

Más allá de los ruidos infernales


“Ruidos infernales son los que siento
cuando pienso en lo que soy.
Ruidos infernales llegan
a mí cuando pienso en ti”.
- Yo misma
Tenía tres años y casi suplicante pedía que regresara todo el cariño que alguna vez me dieron. Lágrimas y dolor me sacudieron esa oscura tarde. Perdía una de las pocas cosas que para mí tenían sentido y una de las pocas que me trataba con sentido.
Hoy tal vez hubiese dicho “mierda que le vamos a hacer”, pero esa vez, junto al ataúd, me fui yo entera de derrotada y perdida en lágrimas casi inexplicables. No sé cómo, pero es casi lo único que recuerdo con soltura (a parte de algo que no sé si es sueño o realidad).
La bajaron poco a poco a la tierra y pareció mirarme antes de llegar al final. No sé si es imaginación de niña o si de verdad mi mamá quisiera verme llorar antes de irse (a veces con terror pienso que no estaba muerta y tenía una de esas extrañas enfermedades).
Lo único claro era que ya no estaba y yo (como sería siempre) estaba sola.
Me fui a vivir con el último de mis “papas” (aún conservo el apellido de mi madre) y dos hermanos que poco hicieron por mí. Esas noches no las recuerdo y tengo un vacío enorme que sólo termina el primer día que entré a clases. Sólo tengo mínimos recuerdos del hombre, al que yo decía padre, recostado junto a mi hermano mayor.
Desde el colegio y las sombras emerge el recuerdo más fuerte. La muerte de mamá me parece casi natural, pero este no. Este me duele y me persigue. Me tiembla y me mata.
Eran casi las seis de la tarde, tiene que haber sido invierno y nuestra casa, de madera y pobre, no conocía ninguna comodidad. El televisor me parecía un fenómeno más que seductor y alguien que vivía en la casa tenía uno (trato de recordar su nombre o su rostro y no puedo). Cada tarde corría a su habitación y miraba como desde esa caja salían historias que me hacían reír o llorar. Fue una de esas veces. Una de esas en que el cielo gris de la ciudad se derrumbó en una lluvia intensa y pasajera.
- Recuéstate aquí –me dijo.
Estaba tendido en su cama y no logro recordar que pensé (seguro que ya sabía lo que quería), pero lo hice. Me tocó y sentí su cuerpo detrás de mí.
- Vamos al baño de atrás- me dijo.
Me tomó la mano y allí entre la oscuridad y la noche, siendo aún una niña, me hizo madurar, me hizo ser fuerte y me hizo matar aquello poco que me quedaba. Esa tarde, fría y húmeda, él despertó en mí el dolor. Aún recuerdo cada movimiento, cada roce, cada toque y sus manos sudorosas recorriendo mi cuerpo. A veces cierro los ojos y pienso que son sus manos las que siento por las noches. Aún me parece ver su pene entre mis piernas jóvenes y sus manos empapadas de mi sangre. “Sin llorar”, me decía y no lloré. Creo que nadie jamás se enteró y a nadie se lo dije hasta años más tarde, cuando mi hermano me gritó en la calle lo avergonzado que estaba de mí.
Todos los recuerdos murieron esa tarde envueltos por una insana locura, por una insana sensación de madurez obligada. A veces pienso que sólo el reproche de haber tenido ese dolor me permite ser lo que soy sin más miedo. ¿Quién me critica? ¿Quién me perdona? ¡Qué importa! Más fuerte que mi sentido es la fuerza de lo que no entiendo y lo sé. Cientos de rostros veo en las calles cada tarde y cientos de voces que me dicen lo que no debo hacer.
Dos años más tarde recuerdo que deseaba que muriera, que se pudriera en su habitación o que fuera presa de las propias historias que yo veía cada tarde, junto a él, en el televisor. Esa sola vez lo odié, pero otras lo deseé. Días más tarde tomó sus cosas (que se reducían a uno o dos bultos) y se fue. Nunca lo volví a ver (excepto por los miles de rostros que reemplazo con su cara cada vez que me entrego a ellos) y con él se fue el televisor y mis tardes de historias lejanas.
Mi vuelo dejó su rumbo y lo extrañé, pero aún no recuerdo su cara, sólo una vaga mancha de carne sin forma. Carne que me tiembla con temor y labios que siento aún en mi piel. A veces me pregunto si se puede odiar lo que se ama, y me mente me impide entrar en razón. Lo único que sé, es que ya me resigné a que nunca volviese a mi mente, aunque cada noche me entrego a un rostro sin forma que me lleva a ese día, cuando yo, con seis años y él con poco más de veinte, me hizo lo que soy.