miércoles, agosto 20, 2008

La Buena Vida: Una parte de nosotros

· La nueva película de Andres Wood es una cinta coral que nos sitúa en un Santiago hostil y en un Chile donde la esperanza no es la dominante. Un ejercicio eficaz y emotivo.


Son cuatro historias que se cruzan en un Santiago sucio y húmedo. “La Buena Vida” de Andres Wood es una fotografía de un Chile desesperanzado, distante, lejano y donde los habitantes sobreviven a una especie de metrópolis hostil, peligrosa e impersonal.
Son personajes que deambulan y se entrecruzan en la ciudad, pero sin relacionarse directamente. Cada uno con sus motivaciones, Teresa (Aline Kupenhein) es una sicóloga que se relaciona con trabajadoras sexuales y que busca ayudarlas con la prevención de enfermedades de transmisión sexual, Edmundo (Roberto Farías) es un peluquero que quiere comprarse un auto, Mario (Eduardo Paxeco) es un músico que quiere entrar a la filarmónica y Patricia (Paula Sotelo) deambula buscando una forma de sobrevivir y darle de comer a su pequeño hijo. Todos ellos tienen sus motivaciones y dificultades.
Teresa debe lidiar con su hija de quince años (Manuela Martelli) que pareciera marcar una fría distancia, además de un ex esposo (Alfredo Castro) cesante. Su vida es ayudar a los demás, pero pareciera que no puede enfrentar sus propios problemas. Edmundo vive con su madre (Bélgica Castro) a pesar de tener 40 años y descubre que los restos de su padres serán reducidos en el cementerio por no pago, mientras que realiza los trámites para un crédito en un banco. Mario ingresa al Orfeón de Carabineros mientras aún sueña con ingresar a la filarmónica a pesar de quedar en lista de espera. Patricia busca formas de sobrevivir a una cruel enfermedad, la que le impide dedicarse al comercio sexual. Mientras recorren las calles de Santiago, que se transforman en un personaje más, con su sistema de transporte (Transantiago), sus cafés con piernas y sus construcciones invasivas.
La quinta película de Andrés Wood (“Machuca”, “Historias de Fútbol”) es un ejercicio de cine coral que funciona como un engranaje de un todo que tiene como punto en común la ciudad y sus dificultades. En ese sentido “La Buena Vida” logra transmitir cada una de las emociones de una ciudad que crece indolente y que muchas veces no se fija en sus habitantes, los que se pierden entre calles, paletas publicitarias y paraderos de micros. Es donde esta cinta tiene su mayor mérito, en el retrato de personas encerradas por una urbe, sumidas por la “vida urbana”. Wood apuesta por una cámara calmada y un ritmo pausado que se adentra en la vida de sus personajes y los desnuda a medida que avanza el relato. Gracias a un excelente trabajo de montaje, la cinta logra avanzar a pesar de lo cotidiano de muchas de las situaciones. Es el engranaje que funciona sin problemas y una dirección que se acentúa en las sensaciones de sus personajes principales.
En suma “La Buena Vida” es una cinta hermosa, pausada, delicada en sus engranajes y con un guión cercano, inteligente y certero. Una verdadera fotografía de un país desencantado, pero un ejercicio real de cine que merece la pena alabar. Hasta ahora la mejor película de Andres Wood.
Título original: La Buena Vida
Género: Drama
Origen: Chile
Año: 2007
Duración: 98 Min.
Calificación: Mayores 14 años (pueden ir niños o niñas en compañías de sus padres, aunque recomendable para mayores de 7 años por algunos contenidos como uso de condón, embarazo adolescente, un desnudo y comercio sexual)
Director: Andres Wood
Elenco: Alinne Kupenhein, Manuela Martelli, Eduardo Paxeco, Roberto Farias, Manuela Oyarzún, Paula Sotelo, Nestor Corona, Daniel Antivilo, Alfredo Castro.
Valoración: MUY BUENA
Trailer: http://www.youtube.com/watch?v=k9iL5rfEqhQ

1 comentario:

Andrés Guzmán Marín dijo...
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