Sacha Baron Cohen vuelve a la carga con el mismo estilo que lo ha hecho famoso, la irreverencia. En esta ocasión interpreta a un cruel y despistado dictador de una ficticia nación africana petrolera. Hay chistes que funcionan por su irreverencia y como siempre, logra colar lo peor de la sociedad americana. Puede funcionar como crítica o como simple bufonada, el punto es que la película al menos se deja ver fluidamente gracias a que, a diferencia de las anteriores, existe una historia más lineal y no sólo una sucesión de schetchs.
La historia gira en torno al Rey Aladeen que es el dictador de un país africano que lidera la venta de petróleo... (seguir leyendo)
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