domingo, septiembre 09, 2012

Cine y censura, una relación que se niega a terminar

La primera película que vi en USA fue “Blue Valentine”, una cinta romántica sobre el desgaste de una pareja y que está narrada en tiempos paralelos y que tiene un fuerte componente femenino en sus proposiciones y en especial en su resolución. La cinta revivió una antigua  polémica en Estados Unidos respecto a la calificación cinematográfica ya que recibió una “NC-17” (Algo así como Estrictamente Mayores de 18 años), con lo que se prohibía la entrada a menores de 18 años aun cuando estuvieran acompañados de su padre o madre. La situación no pasaría a mayores y se podría tomar como varias cintas para adultos que se exhiben en los cines (ojo que decir cine para adultos no me refiero al cine pornográfico), pero es mucho más complejo que eso.

Primero, las cintas con calificación “NC-17” siguen asociándose a la antigua calificación de “X” (que a su vez originó el termino XXX para el cine pornográfico) y por lo tanto gozan de cierta mala reputación y restringe las posibilidades de la taquilla. Segundo, a pesar de ser el país de las libertades como ellos se autodenominan, Estados Unidos es profundamente conservador e incluso en Hollywood la calificación NC-17 es considerada maldita. Tercero y lo más grave es que las grandes cadenas de cines se niegan a exhibir cintas calificadas NC-17, por lo que una película con esta calificación estaría obligada a exhibirse en circuitos restringidos lo que supone un grave daño comercial a los productores. Es por eso que en Hollywood nadie quiere hacer películas NC-17 y cuando alguna recibe esa calificación prefieren apelar y en los casos extremos hasta prefieren aplicar cortes a la película con el fin de obtener una calificación más abierta, en este caso una R (restringida) que también es para mayores de 18 años pero en este caso si se es menor se puede ingresar en compañía de un adulto.  En el caso de “Blue Valentine” la calificación se debió a dos escenas, una donde la pareja, interpretada por  Michelle Williams y Ryan Gosling, hace el amor en un motel. Ella muestra disgusto y se insinúa que existe presión. No es muy gráfica y emocionalmente es potente, nada que no hayamos visto o que no pueda ver un o una adolescente. La segunda es la famosa escena de sexo oral, donde él se pierde literalmente entre las piernas de ella. Una escena más bien suave y donde el poder recae en la mujer y en su goce interior. Nada grave y nada como para calificar a la cinta más allá de un drama para adultos y lejos de cualquier connotación de cine XXX. Después de apelaciones varias, la MPAA (organismo que entrega las calificaciones), rebajó la aprobación a una R. Este episodio da para pensar.
Si bien la censura en Estados Unidos está prohibida por ley, existen aún elementos  que ejercen coerción y en este caso es el criterio comercial. Los conservadores presionan para que las cintas sean cada vez más “blancas” y los dueños de las grandes cadena de cines tienen el poder de distribuir o no una cinta y con en ellos pueden ejercer una forma de censura mucho más castradora y que lleva como consecuencia a que muchos estudios apliquen la autocensura, cortando las películas y a veces incluso hasta modificando los contenidos originales.
Además, en USA la calificación es mucho más estricta y existe una facilidad casi preocupante como las cintas pueden ser calificadas como R, ejemplos hay varios en Chile por ejemplo “Y tu mamá también” la excelente película de Alfonso Cuarón fue calificada para mayores de 14 años, en cambio en USA recibió la temida NC-17,  hay otros ejemplos como la última cinta de la saga Matrix que en Chile fue para Todo espectador, en USA recibió una R (mayores de 18). Lo más increíble de toda esta historia es que la calificación es voluntaria, pero eso en el papel ya que las cadenas de cine se niegan a exhibir cintas que no pasen por esa calificación “voluntaria”. Como sea hoy la mayoría de las cintas reciben una calificación PG-13 (algo así como Mayores de 14 años) y ahí se incluyen cintas que claramente son infantiles  o para adolescentes como varias “Harry Potter”, y muchas películas se “blanquean” para que puedan recibir esa calificación en donde no debe haber desnudos y solo se permite violencia no muy explícita y un lenguaje que estúpidamente permite que solo se pronuncie una vez en la cinta la palabra “Fuck” (el garabato más fuerte en inglés) siempre y cuando no tenga una connotación sexual.
Como sea el sistema gringo de calificación da para varios post y lo iré desmenuzando a medida que lo entienda más, aunque de por sí ya parece una versión mala de nuestro sistema de calificación nacional que fue modificado para bien durante el Gobierno del Presidente Lagos.  Como sea con esto se demuestra que la censura está lejos de estar ausente en Estados Unidos y que el cine sigue sufriendo sus consecuencias, aunque acá quien la ejerce no es el gobierno, sino más bien el sistema. Y con decirlo de seguro ya me gané una calificación NC-17.

Publicación original: http://blogs.soychile.cl/copiapo/miradas-desde-lejos/cine-y-censura-una-relacion-que-se-niega-a-terminar

1 comentario:

Anónimo dijo...

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