· Es la cinta que James Cameron esperó realizar una vez que la tecnología lo permitiera. El Resultado es una verdadera odisea audiovisual con tintos de epopeya.
Es el ingreso a un mundo imposible y alucinante. “Avatar”, la nueva cinta de James Cameron, se presenta como una fábula en clave de ciencia ficción sobre nosotros mismos, sobre nuestra tierra y nuestro desarrollo. La cinta, que ya es todo un fenómeno, está destinada a convertirse en un referente obligado para el cine contemporáneo.
“Pandora” es el nombre del hermoso planeta que en “Avatar” se transforma casi en un personaje más. El lugar tiene ciertas similitudes con los más hermosos parajes de la tierra, pero repleto de animales increíbles y de escenarios mágicos. El único problema es que su aire es letal para los humanos. En ese ambiente, un consorcio de la tierra encuentra una mina de onobtainium, el metal más cotizado del momento.
Jake Sully (Sam Worthington), un ex militar, llega a “Pandora” casi por casualidad para ser parte del programa “Avatar”, que consiste en crear una reproducción, una especie de clon con genes humanos, de los nativos que viven en el planeta, los Na´vi. La idea es insertarse en su mundo y conocerlos. El programa de “avatars” lo dirige la Doctora Grace (la siempre agradable Sigourney Weber) y es casi lo contrario al trabajo que realizan los militares. El mundo de Jake se revoluciona completamente cuando se transforma en parte del pueblo originario de Pandora.
“Avatar” destaca en primer lugar por su virtuosismo visual, la belleza de sus escenas y por sobre todo la tremenda imaginería desarrollada para crear un mundo de colores, animales y montañas flotantes. Ese mundo es el que seduce y que engolosina la vista a cada instante y que hace descansar a la película a pesar de su extensión (dura dos horas y media). Y todas esas imágenes hermosas se sustentan además en una historia en apariencia simple, pero efectiva.
Por eso “Avatar” es más que imágenes hermosas. El largo camino de la transformación que sufre Jake Sully, que en apariencia lo hace volverse más primitivo, pero que en el fondo es un viaje de crecimiento y a un desarrollo más espiritual. Pandora es parte de la vida de los nativos y que funcionan en conexión permanente. Ese es uno de los simbolismos más explícitos de la película, el hecho de que los humanos no estemos en sintonía con lo que siente nuestro planeta, al contrario de lo que sucede con los habitantes de Pandora, incluyendo a los animales y las plantas. Es un llamado ecológico, pero también místico.
Sin duda, “Avatar” está destinada a convertirse en un referente, no sólo por su imaginería sino también porque se atreve a proyectar un mundo referencial y en donde la transformación es física y mental. “El vaso no se puede llenar cuando está lleno”, dice la “chamán” de los Na´vi y se refiere a que nuestros convencionalismos nos impiden abrirnos a lo diferente. Es un mensaje de tolerancia y también de reflexión frente a nuestras propias limitaciones.
James Cameron espero diez años para dirigir una nueva cinta de ficción luego del fenómeno de “Titanic” y retoma un poco su capacidad para crear mundo especiales (lo hizo con su versión “metralleta” de “Alien, el regreso” y con sus “Terminator”) y para insertar problemáticas especiales como la falta de identidad y capacidad de conocernos (lo hizo en “Mentiras verdaderas”, por ejemplo). En “Avatar”, además demuestra que tiene osadía y que es capaz de mezclar escenas de acción con las más tiernas escenas de romance.
En suma, “Avatar” es un goce visual, pero también una película que exuda simpleza y en esa simpleza es donde deja marcados sus mensajes más explícitos. Trepidante, de factura técnica impecable y con asombrosos efectos visuales (que destacan por el realismo de sus personajes y la capacidad que tienen para gesticular), la cinta soporta varios análisis, lo que demuestra que está bien lograda. MUY BUENA.
“Avatar”. Dir: James Cameron. Prot: Sam Worthington, Sigourney Wener, Zoe Saldana, Michelle Rodríguez. Todo Espectador (No recomendable para menores de 7 años, por un poco de violencia y una escena de sensualidad muy medida, nada grave)