Cuando uno mira las fotos de Thomas Beatie, sin duda impactan. Un hombre con un pronunciado embarazo no es lo más cercano a lo que estamos acostumbrados, a lo que llamamos “normalidad”. Pero para entender mejor el concepto, hay que partir por el principio. Transexualidad, ¿qué es? Según la RAE, transexual es “Dicho de una persona: Que se siente del otro sexo, y adopta sus atuendos y comportamientos o Dicho de una persona: Que mediante tratamiento hormonal e intervención quirúrgica adquiere los caracteres sexuales del sexo opuesto”. Es decir, una persona que nació con el sexo masculino, pero que tiene sentidos y deseos femeninos o viceversa. No hay que confundir con otros términos como Travesti (que se viste con ropas del sexo opuesto), transformista ( que se viste de ropa del género opuesto en forma ocasional ya sea como espectáculo o como forma de vida) transgénero (que adopta una forma de vida del sexo opuesto) y menos con homosexual (que siente atracción sexual por personas de su mismo sexo).
Por ignorancia muchas personas tienden a generalizar los términos, a confundirlos y mezclarlos. Aunque hay que decir que todas las personas con estas características comparten una situación y es la discriminación, que nace de la fobia. Homofobia es el término más conocido, pero no por ello el más brutal. Todas las fobias que se refieren a los sexual o a lo racial/cultural son brutales y signos de una sociedad enferma. Mientras más fobias tengamos más necesitamos sanarnos.
Ahora muchos podrían decir que el caso de Thomas Beatie, el transexual embarazado, tiene otras aristas y lo que es cierto, pero que en fondo no hace poner a prueba nuestra tolerancia y nuestra ignorancia. ¿Quién se arroga el derecho de decidir lo que hago sobre mi cuerpo? ¿Es lícito obligar a alguien a negar su derecho a concebir vida? ¿Si “Dios” permite que nazcan trasexuales, porque yo voy a negarlo?.
Es un tema fuerte, pero que amerita una profunda reflexión. Quizás mi única preocupación en torno al tema está dada por el niño o niña que nacerá. Medicamente al parecer no hay problemas, pero que pasará cuando ese niño o niña ingrese a un colegio. ¿Tendrá que “pagar” por la condición de sus padres?, esperemos que no. Así como en alguna época los hijos o hijas de madres solteras eran discriminados, es muy probable que en el caso de este niño o niña (Como también de los hijos/as de padres del mismo sexo) la discriminación se haga presente. Y es ahí donde la sociedad se muestra más aberrante, sucia y enferma. Descarga su ira en un niño o niña y sólo por tener un lazo con lo diferente. ¡Qué vergüenza me dan aquellos padres o madres que discriminan a los pequeños!, que falta de rasgos de humanidad le quedan y ojo que muchos de ellos se hacen llamar “cristianos”.
Bueno retomando el tema de los transexuales, otro caso me llama la atención. En Chile, más específicamente en la comuna de Independencia en Santiago, el alcalde Antonio Garrido, simplemente demostró su intolerancia al exigirle a una mujer transexual que se “masculinizara” y de lo contrario no le daría un permiso para ser comerciante. El argumento del edil es que las personas transexuales son un “mal ejemplo”. Es ahí cuando nace mi reflexión. ¿Cómo una autoridad puede expresar ese nivel de falta de humanidad, de estrechez mental, de ignorancia? Y no es sólo el único, ya han demostrado su rigidez y su ignorancia numerosos alcaldes a lo largo del país, como el de Las Condes, Vitacura y Providencia, por solo nombrar a algunos, con casos más recientes.
Sorprende, más aún cuando hace poco fue el propio Gobierno quien lanzó una campaña contra la transfobia. Al parecer hay algunas autoridades que necesitan una clase magistral de tolerancia y respeto por la diversidad. Entender que el ser humano es HUMANO, sin importar su condición sexual, de género ni raza. Que el o la transexual es además ciudadano (a) que tiene los mismos derechos que cualquier persona y más aún que también tienen derecho a votar. Quizás al hacerles entender que detrás de cada persona que ellos discriminan hay una red de sufragios y votos que necesitan para ser electos, les haga cambiar de parecer. Porque es más que sabido que las personas cuando más reaccionan es cuando le tocan sus puntos débiles y en el caso de estos alcaldes sin duda, las elecciones y los votos serán su talón de Aquiles. ¿Acaso creen que alguna persona transexual deseará votar por alguien que discrimina?... Así que señores alcaldes que van a la reelección sean más humanos o por último háganlo por los votos que van a perder.
Por ignorancia muchas personas tienden a generalizar los términos, a confundirlos y mezclarlos. Aunque hay que decir que todas las personas con estas características comparten una situación y es la discriminación, que nace de la fobia. Homofobia es el término más conocido, pero no por ello el más brutal. Todas las fobias que se refieren a los sexual o a lo racial/cultural son brutales y signos de una sociedad enferma. Mientras más fobias tengamos más necesitamos sanarnos.
Ahora muchos podrían decir que el caso de Thomas Beatie, el transexual embarazado, tiene otras aristas y lo que es cierto, pero que en fondo no hace poner a prueba nuestra tolerancia y nuestra ignorancia. ¿Quién se arroga el derecho de decidir lo que hago sobre mi cuerpo? ¿Es lícito obligar a alguien a negar su derecho a concebir vida? ¿Si “Dios” permite que nazcan trasexuales, porque yo voy a negarlo?.
Es un tema fuerte, pero que amerita una profunda reflexión. Quizás mi única preocupación en torno al tema está dada por el niño o niña que nacerá. Medicamente al parecer no hay problemas, pero que pasará cuando ese niño o niña ingrese a un colegio. ¿Tendrá que “pagar” por la condición de sus padres?, esperemos que no. Así como en alguna época los hijos o hijas de madres solteras eran discriminados, es muy probable que en el caso de este niño o niña (Como también de los hijos/as de padres del mismo sexo) la discriminación se haga presente. Y es ahí donde la sociedad se muestra más aberrante, sucia y enferma. Descarga su ira en un niño o niña y sólo por tener un lazo con lo diferente. ¡Qué vergüenza me dan aquellos padres o madres que discriminan a los pequeños!, que falta de rasgos de humanidad le quedan y ojo que muchos de ellos se hacen llamar “cristianos”.
Bueno retomando el tema de los transexuales, otro caso me llama la atención. En Chile, más específicamente en la comuna de Independencia en Santiago, el alcalde Antonio Garrido, simplemente demostró su intolerancia al exigirle a una mujer transexual que se “masculinizara” y de lo contrario no le daría un permiso para ser comerciante. El argumento del edil es que las personas transexuales son un “mal ejemplo”. Es ahí cuando nace mi reflexión. ¿Cómo una autoridad puede expresar ese nivel de falta de humanidad, de estrechez mental, de ignorancia? Y no es sólo el único, ya han demostrado su rigidez y su ignorancia numerosos alcaldes a lo largo del país, como el de Las Condes, Vitacura y Providencia, por solo nombrar a algunos, con casos más recientes.
Sorprende, más aún cuando hace poco fue el propio Gobierno quien lanzó una campaña contra la transfobia. Al parecer hay algunas autoridades que necesitan una clase magistral de tolerancia y respeto por la diversidad. Entender que el ser humano es HUMANO, sin importar su condición sexual, de género ni raza. Que el o la transexual es además ciudadano (a) que tiene los mismos derechos que cualquier persona y más aún que también tienen derecho a votar. Quizás al hacerles entender que detrás de cada persona que ellos discriminan hay una red de sufragios y votos que necesitan para ser electos, les haga cambiar de parecer. Porque es más que sabido que las personas cuando más reaccionan es cuando le tocan sus puntos débiles y en el caso de estos alcaldes sin duda, las elecciones y los votos serán su talón de Aquiles. ¿Acaso creen que alguna persona transexual deseará votar por alguien que discrimina?... Así que señores alcaldes que van a la reelección sean más humanos o por último háganlo por los votos que van a perder.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario