Regresa "Chucky". El malvado muñeco que en los 80 fue la delicia de los adolescentes consumidores de "slashers" y que hoy vuelve recargado en una versión moderna que deja atrás algunos tópicos y acoge algunas nuevas ideas, pero todo sin olvidar su esencia básica: ser una película de horror de un muñeco asesino.
En la cinta original de 1988 (Child´s play de Tom Holland) y que en America Latina se llamó "Chucky: el Muñeco diabólico, Tom Holland nos presentó a un tierno juguete con un secreto siniestro (no tan secreto porque lo sabemos desde el inicio de la cinta), alberga el alma de un asesino en serie que tras un ritual vudú se aloja en el muñeco, todo esto mientras la policía lo persigue. Ahora necesita un nuevo cuerpo para volver a ser humano. Ahí entra en acción Andy y su mamá.
En esta nueva entrega, el título en América Latina ya no parece tan apropiado. No hay rituales satánicos, vudú, almas en pena ni nada de eso. Ahora Chucky es un muñeco que representa el peligro de la realidad virtual sin control, una premisa mucho más acertada a nuestros tiempos y una vuelta de tuerca apropiada para una película que no abandona ni desestima su material original de origen. Esta es una película slasher, tal como las que abundaron en los 80 y 90.
Andy recibe al tierno Chucky que rápidamente se convierte en su mejor amigo, debido a los problemas que tiene el niño para socializar. El descontrol de su sistema operativo rápidamente lo transforma en una asesino en serie y los cuerpos comienzan a acumularse, mientras Andy trata de frenar la carnicería.
Esta versión es una salvajada entretenida, modernizada y que logra mantener la nostalgia de la original. No decepcionará a los fanáticos de Chucky y tampoco a un público más moderno que busca un horror menos comprometida, denso y tensional, si no más bien una montaña rusa plagada de sangre, saltos y chistes. Un acierto.
Moderna, salvaje y deliciosa vuelta de Chucky.
PD: Chucky original igual tiene sus momentos (la más "fome" es la segunda entrega). En especial cuando tomó el rumbo de la comedia y satirizó todo lo que conocíamos de ella. En esta cinta si bien el tono es más "recatado" con respecto a las últimas entregas de la saga original (La semilla de Chucky, La novia de Chucky, etc), mantiene esa deliciosa mixtura de horror y comedia, pero sin sacrificar al género por completo.
Mayores de 14 años (ojo que es bien violenta, pero algunas muertes se tratan casi en tono parodia, lo que suaviza el impacto).
Foto: Fuente IMDB