* Después de meses de luchar contra un diagnóstico que a veces sonaba simplemente aterrador, el martes 13 llegó con mucha rápidez.... aniquilaron el tumor en una experiencia que tuvo de todo...
Ese día ingresé a la clínica a las 10 de la mañana. La noche anterior preferí apagar el celular por que comencé a sentir nervios transmitidos por familiares y amigos (lo siento se que todos lo hicieron con la mejor intención), pero era mejor cerrar los ojos y despertar en el día en sí. Y así fue. Fue todo muy rápido y tras exámenes y consultas, una camilla llegó y me dirigió a la sala de operaciones. Un camino lento donde mis hermanas se despidieron y por momento sentí que quizás era una despedida definitiva.
Ya dentro del quirófano comenzó el proceso, indumentarias, mediciones, preguntas banales y bromas que luego dieron paso a un dolor punzante y a agujas invasivas que llenaron mis brazos y cuello, luego la anestesista, todo se desvaneció y caí en un sueño profundo y aunque no se si pueda ser posible, estoy seguro que comencé a soñar. Primero un auto negro y un recorrido, personas a mi alrededor (eso es lo que recuerdo) y de ahí vino lo más extraordinario.... lo que quizás no tiene explicación o que simplemente nunca sucedió, aún tengo duda y quizás siempre me quede con ella.
EXTRAORDINARIO
No se cuantas horas habían pasado, pero en un instante abrí los ojos. Tenía la nariz abierta (mi operación consistió en derribarme el tabique nasal y hacer una insición a través de el para llegar al cerebro y la corteza y de ahí al tumor que aprisionaba mi quiasma óptico y que ya tenia en alerta a mi carótida, todo en la parte interior del cerebro). Estaba ahí y vi perfectamente mi nariz abierta y salpicando sangre.
- No podemos parar el derrame – escuché decir a una doctora
- La hemorragia no cesa – dijo otro especialista
En una especie de sueño borroso, logré divisar todo el pabellón, los médicos, la anestesista simpática que momentos antes había bromeado sobre mis medidas, el paramédico, las maquinas sensoras que en ese instante marcaban en rojo por el aumento descontrolado de mi presión provocado por el derrame. Fue probablemente un segundo, no lo se.... pero lo vi. El rostro preocupado de mis médicos y el apuro en detener la sangre que yo veía a borbotones salir por mis narices. Un segundo más tarde todo negro otra vez.
Antes de seguir, quiero hacer una reflexión pequeña. Siempre fui una persona de poca creencia (mias amigos y amigas así lo saben), siempre critico de las religiones o de las instituciones, pero de que uno vive experiencias que van más allá de todo es verdad y esta me sirvió para replantear las cosas que creo.... o más bien para replantear las cosas en las que NO creo.
SALIDA DEL QUIRÓFANO
Son pocos los recuerdos de ese momento. Sólo que tras casi siete horas (originalmente iban a ser cuatro, pero el derrame cerebral alargó aún más la espera) logré salir de la sala de operaciones. Fui trasladado hasta la Unidad de Cuidados Intensivos, debido a que las operaciones de cerebro requieren monitoreo constante y más aún debido a la complicación que significó el derrame. Logré ver a mis hermanas como dulces espejismos que me saludaron y se fueron y también a un amigo que me hizo ver que todo lo más terrible ya había pasado. Lo único que recuerdo que pedí fue que le avisarán a mi mamá. Como buen “pollerudo” o “mamón” reconocido, quería que ella estuviera tranquila y que ya estaba fuera y lo mejor, que estaba con vida.
Mi nervio óptico fue lo más resentido por este tumor, por lo que al abrir los ojos lo primero que hice fue “ver”, literalmente “ver” y saber que la visión no la había perdido, que era una de las posibilidades y fue un alivio mirar las luces y los rostros borrosos... mis ojos no se habían extinguido... tal como me lo habían dicho.... LO PEOR YA HABÍA PASADO.
MEDICO
En lo estrictamente médico, la operación fue “buena”, una Cirugía Transesfenoidal. SOLO tuve un derrame cerebral que fue controlado de inmediato por el equipo de especialistas y que ahora necesita seguir monitoreandose para ver que no haya secuelas posteriores. El tumor fue extirpado en su totalidad y hay que esperar unos días para el respectivo análisis del mismo y determinar que no tiene raíces malignas. A la final, el “alien” como lo llamé por harto tiempo, era más grande aún de lo que mostraban los exámenes, el médico, con su tranquilidad habitual, me dijo que media un 50% más de lo esperado. Una enormidad tomando en cuenta el reducido espacio donde estaba alojado.
Lo que sigue es aún largo. Lejos de terminar todo esto sigue, pero ya sin la presión directa sobre la cabeza (literalmente jejeje). Por lo pronto, mi pelo es el primer resentido o la primera víctima, comenzó con un poco de mechón en las manos y ahora con montones, así que por favor no se asusten si me ven con poco pelo sobre mi cabeza. Es normal, debido a que tengo que seguir con drogas aún muy fuertes y unos corticoides debido al derrame cerebral. De ahí controles, examenes y un buen tiempo monitoreando mi cabeza para que no vuelva a crecer un engendro como el que tuve.
La operación ya pasó, el miedo ya pasó, pero sin duda hay secuelas que quedarán para siempre (una de ellas la económica, operarse el cerebro es carísimo y lo hice sin pensar mucho en como lo pagaré, pero tenía que hacerlo, no había opción). Además sirve para hacer tantas reflexiones en torno a muchas cosas que quizás en otras ocasiones las plasme aquí. Lo cierto es que me di cuenta que hay mucha gente que te tiene cariño, más de lo uno espera y que ese cariño ayuda en momentos dificiles.... GRACIAS A TODOS Y TODAS, TODAS ustedes amigas, TODOS ustedes amigos y compañeros/as y FAMILIA.... De verdad saber eso es impagable... ahora a seguir.... a seguir para ver donde terminará....